Elio Fiorucci: El genio de la moda que redefinió íconos y tendencias.
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Elio Fiorucci: El genio de la moda que redefinió íconos y tendencias.

Suena un despertador. El crepitar de una radio sintonizando diversas frecuencias llena el ambiente. La voz de una mujer habla sobre el descubrimiento de agua en Marte, explorando la posibilidad de vida más allá de los límites de la Tierra. Se encienden las luces y hace su aparición la primera modelo: despeinada, recién salida de la cama, viste un camisón blanco decorado con dos querubines y lleva un bolso con forma de nube de azúcar. “Quería reflexionar sobre el sueño, el despertar y la importancia de la ironía”, comenta Francesca Murri. Todo en el desfile de primavera-verano 2025 de Fiorucci fue intencionado. No es la primera colección de la firma bajo la nueva dirección, con Murri —que cuenta con experiencia previa en Gucci, Etro y Ferragamo— liderando el lado creativo y Alessandro Pisani —exdirectivo de Diesel— encargado de la gestión. Sin embargo, sí es la primera que se presenta en una pasarela, marcando el regreso oficial de la emblemática casa italiana en el calendario de la Semana de la Moda de Milán. Desde la exposición en la Trienal hasta los pendientes en forma de pecera, se percibía una clara intención. “Es un manifiesto”, declara la diseñadora. El año 1967, grabado en las camisetas, conmemora la apertura de la primera tienda. Los zapatos reimaginaban aquellos diseños iniciales de goma, creados por un joven Manolo Blahnik. Incluso los labios de las modelos, adornados con corazones como los de la juguetona reina de Carroll, rendían homenaje a la actitud audaz y profundamente irreverente que hizo brillar el nombre de Fiorucci. “Todo lo que realicemos debe ser auténtico”.

En el tono de la italiana se adivina el vértigo. Sabe que la tarea por delante es osada, y no tiene garantías: resucitar una firma grabada en el imaginario colectivo como el pináculo de la moda italiana moderna no es fácil. Menos cuando la envuelve la gesta de un creador a quien Vivienne Westwood refirió como el mentor de una generación. La lista de intentos es larga. Vionnet. Rochas. Rykiel. Poiret. Halston. La de éxitos, no tanto. Incluso sobre los que consiguen salir adelante siempre hay quien imputa los cargos de continuismo anacrónico o rupturismo gratuito. Al parecer hay dos maneras de restituir una casa de moda, y ninguna es la correcta.

Despertar una marca de un coma inducido es el equivalente empresarial a encontrar vida en Marte. Y esta no es la primera vez que intentan reanimar el nombre de Fiorucci. Este 2025 hará 65 años del nacimiento de la enseña, 58 de la apertura de la primera tienda, 10 de la muerte de Elio y 3 desde que Dona Bertarelli —la inversora y filántropa, heredera del emporio farmacéutico Serono y una de las mayores fortunas de Suiza— se hizo con la enseña y sus archivos. Antes que ella estuvo en manos de un productor nipón de vaqueros, y de Stephen y Janie Schaffer después. Ella, conocida como la reina de las bragas, creó Knickerbox en los noventa y ahora está detrás de la redención de Victoria’s Secret. Él, incluso tras divorciarse en 2006, ha sido su fiel compinche mercantil. Los Bonnie and Clyde de la lencería, los llamaban. Compraron la marca en 2015, llevaron la sede a Londres y abrieron una tienda de tres pisos en la calle Brewer. No escatimaron en fastos: pusieron a Georgia May Jagger en la campaña, ficharon a Daniel Fletcher para espolear la línea de hombre y lanzaron una antología con Rizzoli. Sofia Coppola escribió el prólogo. No bastó.